En cualquier noche era sencillo confundir sus ojos con estrellas, ... usarlas de guía.
Y es que la negrura de la soledad es mortal en su martirio. Apaga la humanidad en el rostro de un hombre sin faro.
Sonrisa que aparece tras una puerta con el destello de la luna de octubre, un abrazo, un beso ...
Hacer la noche tejiendo y destejiendo la piel y el olor de su cabello que dibuja ríos entre mis manos, ... océanos en mi mente...
Palabras de almas, ... de historias por escribir en la humedad de sus cuerpos, con trazos de manos que se confunden en el otro y lo recorren tratando de perderse. De voces que no dejan de gritar deseo. De voces que no dejan de cantar su nombre.
Esa noche era imposible no confundir sus ojos con estrellas.
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