No es fácil cargar con la noche a cuestas. No cuando tus palabras se mueren sin escucha. Tu cuerpo sin sus brazos. Tus ojos sin la protección piadosa de los suyos posados sobre ti en madrugada con olor a ella...
Cada vez es más pesado morir cada día.
Y es que hay noches que dejan atrás girones de su manto que se acomodan con crueldad y van apagando sus ojos.
El negro devora al verde y nadie lo ve...
Los pasos cada vez más cercanos y la angustia, se confunden en su cabeza con las voces que no dejan de gritar. "Acá acaba todo. No hay más."
La alarma. Levantarse sin realmente despertar. Una ducha en el más absoluto silencio. No sólo escurre el agua.
Ropa? Cualquier disfraz de normalidad de los que hay en el ropero pues hay que "vivir" un poco más.
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