Y es que hay días en los que mueres dos.
Y es que el sol a veces te juega la treta de darte la cara. De verte a los ojos y recordarte a dónde vas. Sonríe en mueca burlona que te anuncia nada que no sepas.
Y cuando tal conciencia te persigue no dejas de respirarte en la nuca tu mismo.
Y es que hay ciertos baúles en los que me he guardado. Ciertas razones de las que he corrido. Ciertos sueños que por ti siempre he tenido. Ciertos dolores de los que tú te habías encargado.
Y es que hay días en los que mueres dos. O tres. O más...