Hacía ya casi tres años que cada que se levantaba, lo primero que venía a su cabeza era aquella silueta. Su caminar altanero, elegante y su mirar sencillo. Se frotó los ojos buscándola a pesar de la vigilia mientras con una mano buscaba sus lentes sobre el buró.
Algo andaba mal, su perfume no flotaba en el ambiente y la cama no tenía una sola arruga de su lado.
Había despertado.
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