junio 01, 2012

Y al final...


La hojarasca bañada con el rocío.

Mudo pero incuestionable testigo de la niebla de mi mente que ha bajado hasta el valle que dibujan por un lado tus muslos y por el otro, tu vientre trémulo ante cada roce de mis dedos.

Entre las persianas, te escabulles para tomarme por el alma de improviso y sacudir mis ideas respecto de la belleza misma. Moldearlas a tu imagen y semejanza.

Darles forma de un perfil perfecto trazado y memorizado a pesar de la penumbra de una madrugada compartida, penumbra que deja de serlo con sólo estar ahí. A tu lado.

Dormir sin poder hacerlo, soñar despierto, sonreír en el ático de mi mente al saberte mía.

Y es que al final, ... quizá esta vez no haya final.


The man behind the mirror



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