Como todas las mañanas, tomé la chapa en un movimiento robótico, automatizado, inconciente... la giré y pasé de largo frente a él. Levanté la tapa del inodoro y aún adormilado fijé la mirada en una imperfección de la pared que no me era conocida mientras hice lo mío.
Di media vuelta. Tomé el cepillo de dientes, la pasta,... lentamente levanté la mirada y finalmente lo observé sin verme, miré a través de mí, de él. Eso explicaba los apresurados pasos en el corredor de madrugada. El atropellado bajar de escaleras y el portazo seguido por gritos incomprensibles que se confundían con la niebla,... hasta alejarse hablando solo entre árboles de brazos erguidos y espectrales.
El otro día supe de él pues me dijeron que me vieron rondar por ciertos rumbos cantando una canción.
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