agosto 23, 2012

Mordidas



Entre los labios de la noche se dibujó tu sonrisa, inconfundible por los destellos de universo que se ocultan tras el caleidoscopio y se atreven a asomar su rostro si hago el esfuerzo por sacarlos, por hacerlos míos, con sudores que abonan a una humedad ya compartida, surgida...

Entre los brazos de la noche decidí ocultarte para jamás compartirte, para tenerte siempre mía, como desde siempre fue, como desde siempre ha debido ser y ... será.

Entre las piernas de una mujer me he perdido, entre sus muslos y caricias, entre el inmenso continente que se traza desde la base de su cuello hasta el nacimiento voluptuoso de sus nalgas que me muerde y siempre me ha mordido el alma, ...

Y hoy, caminando peligrosamente sobre la cuerda que se tiende entre el infierno y el paraíso sigo prefiriendo arder por siempre pero,... tras morderte una vez más.


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