Las recientes publicaciones de Wikileaks en relación con cables de ida y vuelta entre el Departamento de Estado de los Estados Unidos y sus representaciones diplomáticas alrededor del mundo han generado todo tipo de reacciones en razón de la posición específica que cada uno de los actores de la esfera mundial guarda frente a las posturas de los norteamericanos en diversas materias.
Que las acciones de inteligencia y contrainteligencia fundan en gran medida la diplomacia misma y su ejercicio desde sus inicios, es un hecho irrefutable cuya negación no cabe ni a un mero nivel teórico. El punto por tanto, no es ese. Pues amén de lo incómodo que ha sido dar explicaciones para la Secretaria de Estado, Hillary Clinton, al haber sido descubierto el cuchicheo tras bambalinas y a veces en los no más felices términos respecto de "naciones aliadas", la importancia radica quizá en la lectura que se tiene ahora de la agenda de los estadounidenses a nivel mundial. La radiografía de sus prioridades y la exposición de su cuerpo diplomático que sin lugar a dudas y con independencia de las formas que se deban guardar, algo se verá afectado en su capacidad de interlocución pues no conozco a mucha gente dispuesta a seguir platicando con el invitado que en su propia casa les ha tachado de irresponsable, autoritario, ha cuestionado sus capacidades de decisión o peor aún, las mentales.
Que Wikileaks sea un grupo terrorista como lo han señalado en medios la Secretaria de Estado es sin duda alguna, una afirmación exagerada y fuera de contexto y que en algo considero que atenta contra la tan vanagloriada libertad de expresión que adoran los estadounidenses pues vale la pena apuntar que nadie ha desmentido el contenido o procedencia o autenticidad de los documentos indebidamente divulgados. Si, que la divulgación es ilegal, es cierto, nadie lo pone en duda. Pero tampoco pondría en duda que siendo documentos auténticos algún efecto tiene pues la propia señora Clinton consideró importante contactar a sus homólogos en diveros países y como siempre ha dicho mi padre: explicación no pedida, acusación manifiesta. "Calumnia que algo quederá" quizá sea una frase en algo cierta y alguien debería releer a la señora Clinton el fragmento de Macbeth en que se lee: "Everything we do and everything we say matters." Como se diría en ajedrez, "jaque" señora Clinton.
Marcos Joel Perea Arellano
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