Esa noche, las palabras estaban simplemente esperando que él las tomara de ella.
Esa noche, las frases lo esperaban, esperando solamente ser escritas por su inexperta mano.
La tinta, impaciente buscaba colarse entre las rendijas de un par de pupilas de arcoiris. Se desesperaba buscando permanecer en un recuerdo que no fuera fugaz. Sino eterno. Suyo.
Siempre...
Y hoy. Los días se acaban. El tiempo.
Amo esclavista maldito que me recuerda que te vas a ir.
Sólo espero que te lleves algo de los girones que hoy quedan de lo que fui.
El cansancio se acumula y el estúpido tic tac no cesa en su empeño de acabar. Con mi mente.
Pero verte, ... Da una pausa que no me puede quitar ni él. Y es que el universo no puede sino detenerse en tus ojos si me ven.
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