Y es que hay algo peculiar detrás de haberte encontrado en la infinitud del tiempo, tras el andar titubeante de un par de velas encendidas en medio de la nada y del todo.
Te veo y me veo, como en cada rostro...
Como en cada rasgo y cada gesto de cada hombre y cada niño, de cada humano que fue y será.
Es sólo que te veo y me siento eterno cuando me enredas.
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