Y es que si hubieras hablado a tiempo no estaríamos sentados en vagones diferentes del mismo tren. Al igual que si te hubiera explicado a tiempo lo que hacía por correr hacia tí sin tratar de sorprenderte. Dejaste de hablar. De escuchar lo mucho que aún te tengo que contar...
Los dibujos que son de tí y por tí.
¿Llegamos a un punto sin retorno? Me rehuso a creerlo porque tras haber vivido lo que he vivido quizá la única enseñanza que tengo es que el tiempo no deja de irse. Y esta maldita y deliciosa intensidad que desde siempre he encontrado en tí, por tí... ¿Has considerado que estás errada? ¿Que ni el mundo y menos yo, complotamos en tu contra sino que me deshago por tenerte para siempre mía y ya? ¿Lo has hecho? ¿Tras lo vivido me has concedido el beneficio de la duda de que a mí tampoco me gusta perder el tiempo? ¿De que soy racional? De que sentí lo dicho...
Y es que nunca, aún hoy, tu pensamiento me ha dejado de arrancar una sonrisa y aquellos secretos de dos, subsisten a ambos por amor a pesar de lo que podamos decir en el más iracundo de los momentos.
Porque el amor se develó ante mí la primera vez que mis labios tocaron los tuyos, la primera vez que me llevé tu sabor a casa ... envuelta en esa sonrisa y el brillo de unos ojos que me persiguen por las noches amor mío.
Porque el espacio es demasiado, el tiempo lo es aún más y porque no puedo estar sin tí.
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