mayo 31, 2011

Pasajeros

Para  Leonor Hernández Millán

No recuerdo con claridad el momento preciso … Sólo estaba aquí. Sentado. Mis padres a mis flancos. Personas iban y venían. Unos permanecían más que otros. Algunos pasaban sólo de largo tras pronunciar entre dientes un saludo. Los más, ni siquiera eso. Llegó mi hermano al poco tiempo, las ventanas dibujarían correrías, aventuras, infantiles preocupaciones que en el mundo de los adultos no son tales.

Unos suben y otros bajan siempre de uno en uno y todos, en estaciones siempre diferentes. Personas se sentaron a mi lado y compartieron instantes, otros días, unos meses y otros lo que parecieron años o palabras, ideas;… otros simplemente callan o callaron.

Ningún lugar permanece vacío por largo tiempo en el vagón. El tren para sin parar. Viaja sin viajar. Varias veces he tratado de asomarme por la ventana en alguna curva hacia atrás y hacia adelante pero no he logrado ver el frente de aquel tren o el último de sus vagones, continúa hacia atrás y hacia adelante perdiéndose en las nieblas de los recuerdos desgastados y las incertidumbres venideras.

El silbato se escucha, seguimos, mis hijos recién se acaban de sentar a mi lado, sólo espero que su viaje sea largo y que al bajar yo, me despidan con una sonrisa, un beso y me recuerden por un par de estaciones en su viaje.








mayo 12, 2011

Congruencias, incongruencias y desvaríos comunes

El Presidente Calderón solicitó abiertamente congruencia en materia de drogas de parte de la sociedad norteamericana en su conjunto. Expresó además, que no es justo que en México se persiga y sancione a un campesino por sembrar media hectárea con marihuana mientras que en ciertos lugares de Estados Unidos, se permita su producción industrial e incluso se prevea su uso medicinal a través de un marco institucional al efecto aplicable. Grave incongruencia sin duda, pero no por ello menos cierta.

Por otro lado, la reciente marcha por la paz convocada y encabezada por el poeta Javier Sicilia, cuyo origen no creo que haya ser razonable que pueda desdeñar en su validez en tanto proveniente de un reclamo moral por la pérdida de un ser querido, alguien cercano o simplemente por desear un escenario diverso como ciudadano responsable y honesto; es un evento que me da la impresión de que amén de haberse politizado o no como se discute en recientes días en los medios, es un cuestionamiento de fondo a una de las principales obligaciones del Estado y que al menos en teoría, sustenta de cierta forma la necesidad de su existencia: alejarnos del desorden del estado natural. Habría que recordar que se ha hablado incluso de "negociar" con el crimen organizado. ¿Es una cuestión de forma entonces? ¿De volver a las anteriores para guardar la apariencia de normalidad? Me parece muy poco deseable a largo plazo.

Mientras tanto, la madre sigue bajando a la corte celestial y encendiendo veladoras en espera del esposo y de los hijos o viceversa en diversas plazas de la República; los estudiantes abordan los camiones temerosos de ser asaltados, robados, vejados; las extorsiones continúan y con ellas el secuestro de nuestras mentes por parte de un tema que por si fuera poco, vende en los horarios estelares. Y es que ahora, no contamos los días que faltan para que empiece el mundial o se juegue la liguilla o cualquier copa aunque sea extranjera, sino muertos cuyos decesos son sin duda terribles desde cualquier óptica. Mientras tanto, como he tenido la triste fortuna de verlo, nuestros soldados y marinos se exponen cada día, los he visto exhaustos viajando en camiones bajo la lluvia, el frío, la noche, el calor,... Con caras largas y tristes cinceladas a golpes de cuartel, lejanía del hogar y ahora, incertidumbre respecto de su propia vida, del día siguiente en muchos casos. Y es que por desgracia, en este país la zozobra y la persecusión son las frecuentes compañeras de muchos de quienes por algún medio y desde su pequeña o gran trinchera, defendemos la legalidad.

Por eso, del inmenso universo de dimes y diretes me parece que un descontextualizado "NO + Sangre" y el "repudio a la lucha del gobierno" contra las mafias existentes sin mayor argumento, en nada abonan siquiera a la unidad nacional que en este tipo de crisis se requiere pues como atinadamente lo ha señalado el Presidente, luchar contra el crimen no es una política pública cuyo diseño, implantación y eventual operación sea graduable, postergable o renunciable por parte del Estado. El crimen se combate.

¿Es entonces una cuestión de forma? De cierto modo lo es. De la forma en que conducimos nuestros días y forjamos a nuestros hijos. De la forma en que hablamos y si lo hacemos claro o no en beneficio de la sociedad, de la forma en que nos hacemos cómplices o no de quienes cometen actos irregulares en el ejercicio de sus funciones. En lugar de cuestionar denunciemos al enemigo común, cerremos filas con quienes desean lo que nosotros: una paz sustentable y no artificial. Tomemos nuestras posiciones porque en este juego nos va el futuro como país y como sociedad. Nos va el futuro de los hijos y lo que deseamos que vivan ellos y los que hayan de venir despúés. Entendamos que renunciar ahora es darles tregua a quienes no nos la darán a nosotros. Cuestionemos las formas pero para si hacer las cosas, no para cruzar los brazos y tolerar eventualmente todo tipo de actos porque nos ha sobrepasado y ahogado nuestra propia negligencia.

Seamos quirúrgicos en el más literal sentido de la palabra para resolver estos conflictos que nos son comunes.

Posiblemente es necesaria una legislación más dura en materia de corrupción que le dote de una dentadura de mayor tamaño al órgano o unidad que se encarga de revisar el ejercicio del servicio público y mayores facultades incluida la de consignar directamente ante los juzgados penales ante determinados tipos de conductas, levantar el secreto bancario y normar el congelamiento de todo tipo de recursos de presunta ilícita procedencia de un modo pronto y efectivo, establecer un procedimiento por el que se pueda hacer ello a cualquier servidor público tras el cumplimiento de diversos extremos legales. Al cáncer para reducirlo significativamente, se le debe aislar y no atacar en la periferia.

Una organización policíaca con mandos únicos y profesional como se intenta pero dejando de lado cacicazgos y colores en aras de dar oxígeno muy necesario a la situación que vivimos, pero acompañada de una cultura de denuncia que comience desde los programas de preescolar a nivel nacional y tengan seguimiento a lo largo de toda la vida escolar primaria y secundaria.

Un acuerdo nacional que derive en la formulación por parte del Congreso y el Ejecutivo de un marco legal y reglamentario que en congruencia con las disposiciones constitucionales y en especial los derechos humanos, se haga cargo de un modo más enérgico de lo que pasa, va siendo hora de que se incluyan en la lista de sujetos obligados de un modo efectivo y real para evitar narcodiputados, narcosenadores y narcomunícipes entre otros.

Además, herramientas que permitan realizar labores de coordinación e inteligencia con quien resulte conducente, tenga los recursos y pueda ayudarnos, pero sin darnos golpes de pecho por la tan vapuleada, llevada, traída y malentendida soberanía que perdemos de a poco cada día; pues no olvidemos, que soberanía también implica necesariamente la prevalencia a través del tiempo del orden jurídico establecido en la totalidad del ámbito espacial de validez o territorio donde la norma haya de ser aplicada.

Finalmente, un gran compromiso de parte de todos con todos.