febrero 04, 2011

Fábulas cánidas

Vivimos en un país de fábula que no es lo mismo que un país de cuento de hadas. De hecho, el uno dista mucho del otro. Las fábulas, son narraciones en las que se usan animales como actores y depositarios de las virtudes o vicios humanos que se pretenden resaltar con las mismas. Y es que vivimos en un país en el que perro si come perro. La solidaridad, sentimiento que se basa en una percepción de identidad entre los sujetos activo y pasivo de la relación es cada vez más difícil de encontrar, sobre todo en sociedades urbanas. Las historias que se escuchan a diario en la radio, transporte público, en las reuniones, sobremesas y demás, pintan escenarios macabros de lo que somos capaces de hacernos el uno al otro. La cohesión, fenómeno integrador de sociedades basado en la existencia de elementos comunes tangibles e intangibles parece estar referida ahora a un mero espacio geográfico que no se comparte, sino por el que se compite en el sentido más profundo de la palabra.

En la arena de lo político, la construcción de efímeros acuerdos supera los afanes y actitudes mercantilistas en muchas ocasiones y los partisanismos "catch all" surgen en una muestra de que la prevalencia se sustenta en todo, menos en representatividad material. La falta de respeto a las instituciones evita el diálogo de entrada porque los interlocutores se restan a sí mismos validez al denigrar y pretender lastimar con golpes bajos al de enfrente. Somos curiosamente "candil de la calle y oscuridad de la casa", las diversas facciones se apuntan y acusan el uno al otro por hacer lo que ellos hicieron antes pero como los destinatarios de dichos actos han cambiado, pues ahora ya "no es justo" o incluso "es a todas luces condenable."

Las rabietas de los dirigentes del PT en la Cámara de Diputados durante todo el sexenio ha evidenciado a una pseudo izquierda rijosa, poco congruente e irreverente con las instituciones democráticas de este país. Es vergonzante, el descrédito en que dejan tales servidores públicos a las instituciones de las que forman parte. El lenguaje que utilizan en nada contribuye a la vida nacional. Se trata de una camarilla de privilegiados escandalosos que liderean una minoría en realidad pero que si atendemos al discurso de dientes para afuera que utilizan, pretenden abanderar las aspiraciones de una gran mayoría de mexicanos postrados por la economía, la marginación y la falta de oportunidades. Es claro que no todos son así en las filas de la izquierda, las honrosas e invaluables excepciones es obvio que existen pero no es siempre la tropa llena de héroes la que recibe los vítores o reclamos sino las cabezas más visibles.

Creo que no se trata de darnos golpes de pecho por si se abusa o no del fuero constitucional ni de cuestionar si hay excesos en relación con la protección jurídica que dicho mecanismo proporciona a quien lo ostenta e incurre en conductas lesivas de las instituciones. Me parece que la lesión es a los principios mismos que sustentan las causas que dicen defender, causas que en el fondo, todo ser responsable y sabedor del contexto y desigualdad nacional podría concebir como razonables. Estoy convencido de que los mexicanos menos privilegiados en nada se benefician de que sus causas las pretendan abanderar personas carentes de escrúpulos e irrespetuosos de las instituciones y las vías que nos hemos dado a través de las normas existentes para incluso cambiar aquello con lo que no estemos de acuerdo. He tenido la inmensa fortuna de recorrer gran parte del país y conversar con gente de todo tipo en ese andar y sostengo que si, hay mucho por hacer pero hay formas de hacerlo. Las preocupaciones de los padres por el futuro de sus hijos no podría ser más válida ante la situación que vivimos en todo sentido. Las necesidades existentes en toda la República no son cosa de juego, las expectativas de la gente y sus proyectos y posibilidades de realización sin duda no pueden ser tratados como cosa de juego y merecen el mayor esfuerzo de todos los integrantes de la sociedad civil y del gobierno para ser atendidas urgentemente.

Sin embargo, la vulgaridad y el burdo  insulto siempre se encontrarán fuera de lugar. Flaco si no es que nulo favor hacen a dichas causas nobles de los marginados y necesitados del país, personajes como los que operan en esta falsa izquierda, pseudo rojillos de Mercedes Benz y comidas caras, de incongruencia, desorden y desparpajo. "México, creo en tí" porque necesitamos mayor estatura en las miras de todos.

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